Marcos tiene nueve años, y a comienzos del 2023 comenzó a practicar escalada en la Sede Palermo.
“Siempre le encantó todo lo que es trepar árboles y jugar en la tirolesa por lo que pensamos que podía llegar a gustarle ese deporte”, cuenta Magdalena Sofía Pascual, su mamá.
Cuando tenía tres años, a Marcos le diagnosticaron TEA (trastorno del espectro autista), y tanto Magdalena como Luis Méndez Huergo, su papá, buscaron en el deporte una forma de integración. “Él siempre quiso tener amigos, pero de chico no sabía la forma de relacionarse; siempre busca jugar con otros chicos, en el colegio y en CUBA encuentra un lugar donde puede tener esos vínculos y relacionarse con otros”, cuenta el papá de Marcos.
Después de haber probado otros deportes, con mayor y menor suerte, Marcos encontró en la escalada su práctica favorita. “Al principio elegimos escalada porque Marcos siempre tuvo buen equilibrio y le gustaba trepar. Antes de la pandemia, probamos con circo y le encantó. Y cuando vimos lo de escalada en CUBA, sabíamos que le iba a gustar. Además, teniendo reglas más simples, creíamos que se iba a enganchar y disfrutar de la actividad”, narra Magdalena, su mamá.
Los beneficios no sólo se circunscribieron a esas horas en las que practica el deporte. “Después de escalada, Marcos tiene psicóloga, y ella nos dijo que a partir de que asiste a escalada notó un cambio muy positivo, y nos cuenta que aprovecha mucho mejor las sesiones”, explica Magdalena.
Usualmente, cuando un niño con TEA encuentra una actividad que le gusta, suele apasionarse con la misma y dedicarle mucha más atención y enfoque al momento de practicarla. Fue esto lo que ocurrió entre Marcos y la escalada.
Sobre sus inicios en este deporte, Luis recuerda cómo fueron esos primeros pasos: “Primero contactamos vía mail a la capitanía de Andinismo y acordamos un día y horario para juntarnos, conocernos y contarles sobre Marcos. Esa fue la primera reunión, y después nos juntamos con las profesoras de la escuelita de escalada del Club, que nos dijeron que el único horario con cupos era uno que coincidía con la terapia de Marcos. Esto fue en 2022. Un día lo hice faltar a terapia para que conociera la actividad, y le encantó. A su vez las profesoras me dijeron que podía realizar la actividad perfectamente”.
A partir de esa primera experiencia positiva, Magdalena y Luis decidieron anotarlo para que se sume a la escuelita en 2023: “Arrancamos desde principio de año y la experiencia fue excelente desde la primera clase. Si bien él tiene 9 años, consensuamos con la capitanía de Andinismo y con CUBA Inclusivo anotarlo en el grupo de 6 a 8 años, porque en el de 9 a 12 años ya encaran la actividad desde otro lugar, menos lúdico. La decisión la tomamos porque nos parecía que iba a sentirse más cómodo y creo que fue una decisión acertada, porque esto hizo que se divierta mucho, entrando al deporte por el lado del juego”, detalla Magdalena.
Al momento de elegir los deportes para Marcos, sus papás comenzaron con iniciación deportiva y natación en otro club, pero optaron por cambiarlo a CUBA porque no estaban conformes con el trabajo de integración. “Ya en CUBA, seguimos con natación, deporte que aún practica. Y este año arrancamos con rugby, que si bien estamos intentando que se integre porque es un juego con reglas complejas que a veces se le hacen difícil asimilar, la verdad es que todos los profes, coordinadores y compañeros de rugby lo llaman todo el tiempo, juegan con él y se esfuerzan por integrarlo. También valoran mucho la participación de Marcos en Rugby”.